En aquellos tiempos no había Internet. No había tampoco la televisión. Pero si la radio. Esto pasaba durante la Segunda Guerra Mundial.
Un organismo muy interesante llamado MASS OBSERVATION pidió a los ciudadanos británicos que escribieran su diario y que lo enviasen a sus despachos. El envío del diario se hacia cada dos o tres semanas. Estos diarios eran guardados con la esperanza de que más tarde se podría realizar un estudio social sobre un momento clave en la historia de Inglaterra, hacer un estudio sobre como los británicos habían vivido la Segunda Guerra Mundial.
Últimamente se han hecho estudios universitarios muy serios sobre estos escritos, y a raíz de ello se han publicado libros con extractos de estos diarios. Estos libros son un interesantísimo viaje en el tiempo y una posibilidad de compartir con algunas personas lo que fue vivir los tiempos de guerra desde el punto de vista del individuo común y corriente. Son un bagaje de sabiduría y de entendimiento, de esperanza y de resiliencia en un momento clave y tenebroso de la Historia de la Humanidad.
Y tantas preguntas más.
Amores, relaciones entre padres e hijos, aventuras sentimentales, trabajo, ocio, paseos, compras, sueños… todo aparece bajo la perspectiva de la interioridad. De ahí que estos libros sean una joya para reflexionar sobre el tema de la soledad y de la importancia en momentos difíciles de este espacio interior que la escritura permite profundizar.
Eran personas como nosotros, a las que la guerra les llegó sin que ellos la pidiesen, impuesta por los grandes acontecimientos del Nazismo y del Fascismo (y no olvidemos de los Bancos, pero esto ellos no lo sabían). La propaganda, como siempre, era un arma utilizada por los poderes para mentir y controlar. Y como ahora, Inglaterra fue, durante la guerra, una sociedad organizada al extremo. Entre tanta organización y deberes civiles no se sabía muy bien lo que estaba pasando, se sabia lo que decían los medios de comunicación, los periódicos y la radio...
Hoy seguimos ciegos, como estuvieron ciegos estos ciudadanos. Sin embargo leemos estos diarios con una mirada abierta, sin juzgar, simplemente compartimos momentos difíciles con ellos, tragedias, perdidas, alegrías también, momentos íntimos, momentos de grupo, momentos en asociaciones, en conciertos, en paseos, en el metro, en los autobuses, en el trabajo, momentos durante los bombardeos, los desayunos, las noches que eran oscuras y peligrosas. Estos diarios son como ventanas o caminos que nos permiten ir hacia estas personas que tuvieron el coraje de escribir lo que estaba pasando seguramente concientes que estos textos serian importantes años después, mensajes lanzados en un espacio infinito, en el Tiempo, para hacernos ver que la guerra es una maquina sin sentido, pero que en medio de esta maquina uno debe y puede sobrevivir lo más humanamente posible.
Fueron secretarias, trabajadores de fábricas de armamento, amas de casa, periodistas, jardineros, empleados de gasolinera, vendedores de papelería… Todos testigos y participantes. Todos solidarios, llenos de curiosidad, de deseo de compartir. El animo en estos diarios resalta como una luz positiva y muy energética.
Algunos fueron muy escépticos hacia la política, otros sabían leer entre las líneas de lo que decía la propaganda, también algunos pensaban que la guerra era la cosa más absurda que existía. Pero en resumen lo que importaba era sobrevivir y sobre todo escribir lo que uno vivía y sentía.
De ahí que estos diarios nos hagan entender que durante momentos de grandes cambios una de las armas más sutiles que podemos emplear para sobrevivir es la esperanza y el sentido del humor. Y también, el espacio entre lo que esta ocurriendo y lo que uno vive, un espacio que nos permite ver los acontecimientos con distanciamiento, clave esencial para no entrar en la maquinaria del miedo. La escritura, en este caso la escritura del diario íntimo, es un acto casi de rebeldía.
Si no podemos cambiar nuestro entorno almenos podemos trabajar nuestros pensamientos, y utilizar esta fuerza interior que también se puede llamar sabiduría.
Leer estos diarios de guerra es una experiencia interior, sobretodo. Compartir es también ponernos en el lugar de. Es visualizar, aprender, imaginar. Es escuchar la Experiencia, como guía y como luz.
2 comentarios:
Que interesante Lydia, ese documento sociológico. Que pena que no se pueda hacer en estos momentos para ver los verdaderos sentimientos de las personas sencillas. Te mando un beso Lola
La pena es que estos documentos no sean traducidos. En cuanto a este organismo, han seguido y siguen haciendo encuestas y la gente puede seguir participando. Algunos de los que participaron durante la segunda guerra mundial, siguieron hasta los años 60. Y este proyecto siguió. Y hoy mismo la gente puede seguir participando. Por ejemplo muchos observadores escribieron sobre el atentado en Londres y antes sobre otros temas. Todo el mundo puede participar y siempre necesitan a observadores, como ellos los llaman.
Un abrazo,
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