24/1/10

El Haití de Jacques Roumain

Hay libros que cuando son leídos duelen, es como si llevasen entre sus venas, sus líneas, sus palabras, demasiada luz, demasiada claridad. Y duelen los personajes por su fuerza, su energía, su humanidad ya que como lectores nos unimos a ellos de una manera extraña y cósmica. Nos unimos a ellos porque son personajes de carne y hueso, pero son a la vez dioses míticos que durante un tiempo han decidido hacerse humanos para que entendamos algo y comprendamos el sentido del vivir.





Libros que son puertas interiores que permiten que pasemos a través de ellas y veamos. De repente una luz aquí, una voz allá, un canto de dolor más allá, o un canto de alegría del otro lado; de repente un entendimiento, otras veces una compasión increíble y dolorosa que te hace llorar o que te hacer reír y llorar a la vez ya que la vida es esto, llorar y reír, comedia y drama.


Y que hablan de algo infinito, que es la fuerza, la inmensa energía que es la Vida. Y te hacen entender, estos libros, que los hombres siempre han luchado para la vida, para una vida mejor, más justa. Y que si uno no lucha no hay vida. Y que la muerte hace parte integrante de la vida.


Y en este libro en particular, en esta pequeña obra de arte a penas conocida ( Gouverneurs de la rosée, Gobernadores del rocío), como lector vuelves a captar que el amor universal existe en nosotros, y afuera. Como lo que decíamos el otro día sobre el Cosmos en nuestra interioridad. Y somos estas estrellas que habitamos este planeta para formar una comunidad. Y a veces hay estrellas más luminosas que ayudan las otras estrellas a brillar, a evolucionar. Y tenemos que unirnos para sobrevivir. Y esto es la vida, sin unión no hay vida. Sin lucha no hay vida. La pasión y la unión son nuestra fuerza.


Gouverneurs de la Rosée de Jacques Roumain habla de Haití desde una mirada y un entendimiento amoroso y lleno de compasión . Roumain nos coge de la mano y con él entramos en un pueblecito de Haití y poco a poco vamos conociendo sus habitantes, uno a uno, misteriosos al principio pero luego nos damos cuenta que entre ellos y nosotros no hay diferencia, no hay fronteras, no hay barreras. Somos todos humanos, pequeñas estrellas, ellos en una Haití en 1944 pero a la vez eterna (esto lo entendió Jacques Roumain) y nosotros aquí, en el siglo 21. Y nos parecemos mucho, y a la vez somos diferentes. Pero en la base, nuestra humanidad y nuestra condición son las mismas.

Esta obra es bella porque muestra que la vida es un desafío. Y que la unión hace la fuerza. Y que el amor es la única solución para nuestra salvación como habitantes de este maravilloso planeta y como seres individuales. No solamente el amor entre un hombre y una mujer pero el amor, el gran amor que hace que Manuel luche para encontrar un manantial: el amor a la tierra, primero y antes de todo. El amor a la tierra es la base ya que sin la tierra no podríamos estar aquí. El amor entre vecinos, el amor a los padres, el amor a la vida. Y la pasión de este amor, que es infinita y que se transmite de generación en generación.


Tragedia, felicidad. Esto es la vida, una danza macabra que no para, que da vueltas, que es eterna y dura y suave y nos lleva y nos abraza. El agua y la vida son dos fuerzas en esta novela, son dos desafíos que los personajes tienen que enfrentar y que nos hacen entender sobre la lucha del ser humano para la libertad y la justicia. Nosotros como individuos tenemos tambien que responsabilizarnos y hacer cara a estos retos, entre ellos también el de ser felices en un mundo trágico e injusto, en un mundo cruel. Esto y tanto más podemos vivir, sentir y reflexionar con Jacques Roumain. Y por esto digo que su libro es una maravilla.



4 comentarios:

Franziska dijo...

Acabo de darme un paseo por tu blog y te he visto como una luchadora, una nueva y única Quijote en tu Mancha, clamando contra las injusticias, el mal y tratando de desfacer entuertos, ya que no es posible de otro modo: siquiera, denunciándolos.

Eres una tremenda luchadora y una inagotable trabajadora y escritora porque cada entrada supone una tarea y tú estás publicando diariamente. Supongo que no puedes estar callada porque algo muy fuerte te rebosa, algo así como una indignación que te muerde las entrañas y ya que no puedes decírselo a la cara, escribes y escribes y escribes y vuelves a escribir. Te muestras incansable en tu lucha. Quiero que sepas que, aunque estoy callada, cuentas con mi admiración.

Lydia dijo...

Gracias Franziska por tus palabras. Puedes estar segura que si pudiese hacer más lo haria. Escribo tambien para calmarme, y aclarar mis propias ideas. Evidentemente cuando veo cosas como el ASPARTAME (para dar un ejemplo) no me lo puedo guardar para mí. La información tiene que darse y de boca en oreja acabaremos para enterarnos de todo el PLAN que tienen, que es muy gordo. Ya sabes que yo estoy convencida que quieren eliminar un 90 por ciento de la populación, y por lo que veo, hace años que han empezado pero ahora les ha cogido como una histeria y veremos más y más tragedias con muchos muertos, como en Haití. Felizmente no soy la unica en pensar esto y por esto mismo no creo que estoy loca.

Recibe un fuerte abrazo de mi parte!

José Cemec dijo...

Hola Lydia.

Llevas razón, yo les llamo libros con poder. Libros que te enganchan y no te dejan escapar, te dirigen hacia el camino que debes tomar en ese momento, ese camino con corazón del que hablaba Castaneda en sus libros con poder.

Un abrazo.

Lola dijo...

Que bonito, Lydia. Estate segura de que lo leeré.
Aunque ya no hable en mi blog del tema, no me olvido.
He estado en Madrid unos dias y me he perdido cosas de tu blog pero las recuperaré. Un beso Lola