Segunda carta a mi amiga iraquí

Mi pequeña amiga iraquí,

Cada noche, al cerrar los ojos, me veo junto a tí rodeada por delfines de una gentileza extraordinaria, mágica. Y tú y yo nadamos en el centro de una mándala viva, de lunas y de plata.

Quiero animarte, pero como hacerlo cuando mi corazón está triste. Quiero darte energía, fuerza. Pero como. Entonces solo puedo decirte que te quiero. También puedo decirte, desde el fondo de mi alma, que respeto tu cultura, tu historia, tu raza. Que no quiero la guerra, que la guerra es la aceptación del infierno sobre la tierra. Y ni tú ni yo nos merecemos un infierno.

Sin embargo, pequeña morenita, los que promueven y viven de la guerra son adeptos del mal. Les gusta ver sufrir, son sádicos. Son, en realidad, unos grandes enfermos pero en vez de estar en una clínica están mandando el planeta. Que extraño, amiga, que aceptemos sin decir nada a estos locos como gobernantes, como dirigentes, como portavoces de la humanidad. ¿Será que somos ciegos o locos nosotros mismos? Sabemos perfectamente que el mundo es este infierno gracias a ellos, a su vanidad, su egoísmo, su ansia de poder y de aniquilación. Y seguimos, como borregos, aceptando este poder. Y hasta que no nos revelemos, seguirán haciendo desgracias sobre la tierra, matando, destruyendo, borrando culturas, borrando sueños y deseos. Borrando posibilidades.

En realidad son unos patriarcas raquíticos adictos a la muerte. Mientras estén en el poder la humanidad no avanzará, de esto estoy convencida. Mientras estos abuelos seniles y cavernícolas manden, los hombres y las mujeres de la tierra seguirán esclavizados, atontados y drogados por las mentiras.

Yo también sueño, pero esto es un secreto, en que un día la humanidad será dirigida por mujeres, mujeres inteligentes y buenas que no aceptarán la guerra como lenguaje, que sabrán que lo más precioso que hay sobre la tierra es la vida, y las niñas y los niños, y todo el reino animal, vegetal, mineral… Que tomarán decisiones para las futuras generaciones, que harán todo lo posible para que no haya enfermos, ni ancianos abandonados, ni madres que se suiciden, ni hombres que asesinen… Que sabrán decir BASTA. Estas mujeres mandarán con conciencia. Y tienen que ser mujeres ya que hemos visto que los hombres no saben como hacerlo. Esto espero que algún día ocurra. Porque mientras ellos manden no habrá salida a este circulo vicioso de violencia y de poder.

Y como todos los círculos viciosos y malsanos hay que romperlos y destruirlos. No hay otra solución. No veo otra solución. Y para empezar, destruir todas las religiones del mundo, clan patriarcal y machista responsable, en gran parte, de lo que estamos viviendo. Y de nuestro atontamiento.

Y luego poner a estos enfermos (y hay bastantes) en una capsula y enviarlos en algún agujero negro del Universo.

Tenemos, como mujeres y hombres, que empezar a imaginar un mundo sin estos déspotas. Si no podemos imaginar este mundo, no podremos crearlo. Hay que empezar a desobedecer a estos malos padres. Empezar a no tener miedo de nada, ni de ellos ni de sus amenazas. El biberón que nos ofrecen está lleno de veneno. Basta ya de tanta porquería. Ya no somos ni unos bebés ni unos autómatas.

Y que no nos de miedo sentirnos ofendidos de sus decisiones, locas y absurdas, sin sentido, malsanas y destructoras. Que no nos de miedo chillar, contestar, actuar. ¡Cuantas cosas tenemos que hacer, amiga! ¿Seremos capaces? Es nuestro futuro que esta en juego, todas las especies que viven sobre este planeta dependen de este futuro que habremos elegido. Tú lo sabes más que yo. ¿Seremos capaces de romper el círculo vicioso donde están estos personajes de paja? Un círculo vicioso no lleva a ninguna parte. ¿Podremos transformar este circulo en una bella mándala llena de energía y de sabiduría?

Mi pequeña amiga mía, mientras tanto sueño que los delfines son felices, y las ballenas, y también las tortugas. Que en la mirada de estos animales, nuestros aliados y cómplices, hay alegría al ver que somos una especie valiente y fuerte y responsable. Te ofrezco esta mirada posada sobre nosotras, nuestro futuro.

Que te acompañen los delfines en tus peregrinaciones.

Con amor.