Querida amiga,

Mi pequeña flor del Irak, mi pequeñita amiga, mi suave confidente…

Por las noches ahora sufro de insomnio. Ya no vienen a visitarme los delfines, los delfines están muertos, se han muerto bajo el oro negro, el petróleo y otros tóxicos que tiran del aire con sus aviones mortíferos. Ya no hay delfines para bailar con ellos. Ni delfines, ni ballenas, ni tortugas risueñas. Solo un pozo negro, una herida espesa y triste.

Como decirte, como decirte que cada día las noticias son cada vez peor, cada vez mas surrealistas, cada vez mas peligrosas, cada vez mas, simplemente, terribles. Pero cuantos siguen su rutina como si nada, siguen ciegos, siguen sordos, siguen mudos. Son fantasmas, zombis. Que pena. Que gran pena que siento por ellos, por nosotros, por la humanidad, por todo lo que esta pasando.

Y tu, allá tan lejos. No te vayas de mí, te lo suplico. Eres una luz, una pequeñita luz de esperanza, porque mientras te vea en mí estaré viva, estaré al tanto, estaré presente.

Muchos dicen que hay que rezar. No emplean esta palabra, ahora dicen meditar, o visualizar. Yo visualizo con tigo. Muchos se amarran a esto que nos queda, esta quietud interna que nos alimenta, que nos sostiene. Es lo único que se aguanta en este mundo que va abriéndose, que se tambalea al borde del precipicio. Que pronto, muy muy pronto va a estallar. Y entonces, ¿qué? ¿Qué va a pasar, amiga? ¿Qué nos va a pasar a todos? ¿Qué dirán entonces los Obamas insolentes y vergonzosos cuando el mundo estalle?

Ellos, los Obama y su grupo de amigos, esta banda de asesinos y de bandidos… ellos son los que han creado este caos. Ya lo decían: Obama es una persona peligrosa. Pero nadie escuchó las palabras de los que advertían. Nadie, de todas maneras, escucha a nadie. Y aun así, nadie puede nada contra esta banda de mafiosos.

Ay, amiga, que cansada que estoy a veces. La guerra contra Irán, que se están montando, me deja atónita. Así debieron sentirse los humanos cuando oían a lo lejos los tambores de la guerra que llegaban desde Alemania, hace más de medio siglo pero parece que fuese ayer, a la vuelta de la esquina. Qué son cincuenta años para la vida de la humanidad sino nada. Un pasito, solo esto. Y la humanidad no ha aprendido nada en este pasito. Y aunque hayamos aprendido, no nos dejan poner en práctica nada porque ellos, los Obama y compañía, no quieren que la humanidad evolucione. Quieren que la humanidad involucione, se retrase, que volvamos a la Edad Media donde solo los reyes mandaban y la iglesia decidía y solo había guerras y peleas y el pueblo, los campesinos y los trabajadores, se morían como moscas por el hambre y el frío y la tristeza. Esto quieren para nosotros estos Obamas que se presentaron como liberadores de la esclavitud. Y que malos que son, amiga de mi corazón.

Visualizar, guardar el silencio, buscarlo aunque los tambores de la guerra, aunque la miseria que se aproxima y que muy pocos son concientes de ello, aunque las tormentas estén a punto de llegar y de romperlo todo, silencio, silencio, silencio. Hasta las palabras pierden de su fuerza ante tantas nubes negras en el horizonte.

Hubo delfines, de plata. Y ballenas buenas como viejas y sabias abuelas. Y tortugas risueñas como niñas traviesas. Y pronto, muy pronto no quedará nada, solo dolor, amargura y silencio. Mi pequeña amiga, estas tan lejos, ¿Qué pasará cuando la guerra estalle? ¿Qué será de ti, de tu familia, de tus amigos y amigas, de tus primos y abuelos, de tus tíos y tías, que será de vosotros tan cerca de lo que quieren hacer estos Obamas insalubres, estas maquinas de matar responsables de tanto sufrimiento sobre esta tierra? ¿Será fuerte mi visualización para seguir soñando en que un día te abrazaré, como una abraza un árbol, apoyando la frente sobre este trozo de tierra y de vida abierto al cielo?