Estos cuentos de guerra, escritos exclusivamente por mujeres, son extraordinarios. Muestran un momento de la humanidad de inmensas proporciones, de grandes cambios, de innumerables aventuras y liberaciones y sobre todo de grandes sufrimientos.
La guerra vista por los ojos de estas mujeres británicas enfoca en las pequeñas cosas, las cosas de la vida, momentos en la vida de personajes que pasan delante nuestro, nos contactan, entran en nuestra mirada de lector, entran en nuestro prisma interno y se quedan dentro de nosotros, pequeñas estrellas de gran luminosidad y de mucha fuerza. Historias, momentos. El cuento es un vehiculo perfecto para encapsular estas visiones o revelaciones que pasan volando, estos meteoritos del imaginario cósmico de estas escritoras, cometas que nos dejan ver campos destruidos o ciudades bombardeadas, ruinas mentales, locuras, encuentros, desesperaciones incalificables; cuentos que hacen parte de un planeta compacto y encerrado en una caja de proporciones titánicas. Y participar en este planeta que se abre ante nuestras miradas nos permite ver con más claridad y con mucha compasión la faz de la guerra, su cara oscura e intima, casi olvidada en los grandes libros de Historia y que yo considero más importante; facciones de su faz límpida, triste, brillante.
Son cuentos creados por grandes mujeres y me las imagino escribiendo sobre una hoja de papel, en un gran silencio revelador, y este silencio es el regalo que se nos es dado con gracia y milagro a través del tiempo para que entremos de pleno en los múltiples sentidos de la guerra.
Al terminar el libro uno se queda como envuelto en una nostalgia extraña, como si realmente hubiésemos participado en esta terrible Segunda Guerra Mundial, como si realmente estos cuentos hiciesen parte, ahora y hasta siempre, de nuestro bagaje, de nuestra propia experiencia de ser vivo, de habitante de este planeta que tiene mucho que enseñarnos. Estos cuentos nos hacen más concientes y nos hacen mas presentes. Si, debe ser esto, estos cuentos nos despiertan la conciencia sobre lo que pasó, pero lo que pasó dentro de este mundo espacioso y creador de cada una de estas escritoras, estrellas humanas que nos han dejado un legado eterno; y esta nostalgia quizás también sea un gran agradecimiento de todo, de esta lectura, de nuestra vida, de este cielo sin aviones militares, de todo lo que hemos vivido y de todo lo que nos toca por vivir.
5 comentarios:
Me gustan los animales, todos, porque me gusta la vida. No puedo entender las guerras, las matanzas, la aniquilación.
Pero, yo, sí que temo al futuro. A un futuro con hombres y más hombres, donde la ternura que origina un pájaro al posarse, se pierda entre vertidos de petróleo, entre incendios provocados o entre la nube de una explosión.
Me gustan los perros, y, cuando una perra se llama Laika, siempre pienso si le mereció la pena a alguien que ella no volviera.
Un beso enorme.
Moony, estamos bien apañados los que queremos a los animales. No se lo que va a ocurrir y no se como todo esto va a acabar. Pero acabar bien no será. En realidad no es que seamos pesimistas, es que vemos las cosas muy claramente. El hecho de conectar con el reino de las bestias (que ellos dicen inferiores pero que a mi punto de vista son superiores) hace que no tenemos esperanza en lo que se refiere al animal mas burro que hay sobre el planeta: el hombre (quiero decir el ser humano ;) ). Mientras tanto seguiré visitando tu pagina para meditar.
Ya hace tiempo que se que las ballenas, estas mis abuelas, estan a punto de desaparecer. En realidad fué cuando me dí cuenta que estos animales tan majestuosos y tan importantes para la tierra pronto no estarian lo que me despertó y vi que clase de ser es el ser humano.
Un abrazo,
Imagino que estos cuentos, no pasaran por la historia como esos grandes libros, esas grandes crónicas y estudios que me recuerdan las grandes máquinas segadoras que arrasan en un momento grandes campos de trigo... contando las espigas por su número y rechazando lo que no importa... amapolas, nidos de pequeños pájaros, buenas y malas hierbas... incluso el mismo trigo, lo valorara a peso, no importa en absoluto el porque, que han sido y que es, todo lo que por la máquina ha pasado... antes vida y ahora muerte y valor material... estas novelas Lydia, seguro que cuentan la vida de ese campo, antes, durante y después de pasar la máquina.
Un fuerte abrazo Lydia... veo que cambiaste tu imagen :-)
Sí, cuando era niña yo conocí a muchas de esas mujeres: unas, se quedaron solteras para siempre; otras, viudas eternas con hijos que cuidar; otras, madres llenas de un dolor que las hacía enloquecer y odiar la existencia. Todas eran mujeres silenciosas que trataban de vivir con dignidad. Era la patria del llanto escondido. Ni siquiera tenían el consuelo de hablar de su dolor.
Os agradezco tanto a vosotros de vuestros comentarios, son tan bonitos, tan profundos. Entendimiento, son.
Un abrazo,
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