10/5/08

Árbol querido



En mis lugares preferidos, Laika, y también en los tuyos, siempre habrán árboles. Me tranquiliza su presencia sabia, silenciosa. Me calma mirarlos, tan altos y esbeltos, aunque sean en muchos casos árboles espesos. Me agrada verles la cabeza en los cielos, mirando desde arriba hacia arriba. Y me apacigua pensar en las raíces que tienen incrustadas en la tierra, mi madre.

Yo, que no tengo raíces en ninguna parte, que voy vagando como una hoja en medio de torbellinos y brisas, pensar en el árbol me hace reflexionar en la importancia del suelo. Esta cuna simbólica, este espacio que nos une y nos ata en lugares y puntos que aguantan nuestros andares. Yo, que no tengo patria ni patrimonio, mirar un árbol es mirar lo que es, simplemente. En este caso es contemplar la fuerza viva que aguanta intemperies, cambios, estaciones, que soporta el calor como el frío. Y todo esto con serenidad y silencio.




Árbol amado… amigo de madera y de savia, de energía verde. Eres un cuerpo de vida, de oxigeno, de entendimiento subterráneo. Al mirarte, al contemplarte, veo a un hijo de la tierra que ha decidido quedarse quieto para hablar de la estabilidad, para comentar, sin palabras, sin suspiros ni quejas, de lo que la tierra contiene en sus entrañas, su fuerza, su rectitud, su presencia eterna y visceral.

Ah, Laika, como me gustaría ser árbol, simplemente un árbol y dejar reposar sobre la tierra mis pies inquietos, mis raíces inquietas, mi mente inquieta. El cuerpo humano es como un árbol, pero nos olvidamos que lo que nos une a la tierra no es la cabeza, con sus ideas y sus ilusiones, sus falsas esperanzas, sus químeras... sino los pies, base de todo nuestro ser corporal.


Los pies, tan cerca de la divinidad, de la búsqueda, de la caza espiritual. Pero también, si tengo pies soy tierra, hija de Gaia. Aquí estoy, peregrina. Mis pies, como las raíces de los árboles, me unen a la tierra, permiten mi contacto con ella, siento su piel en mis plantas. Mis pies, mis raíces, son también mi realidad.

Y así voy andando, con mis pies. A veces ando mal, otras veces ando bien.

¡Cuantas veces he tenido alas en mis pies! Como los de algunos ángeles.





Pero mis pies no son perfectos. Y por esto cuando contemplo al árbol desearía ser árbol. Ser hogar, calido, caluroso. Ser lugar de regeneración constante, como lo es el Cosmos vivo.

Enfrente del árbol, a sus pies, sé que hago parte de este ciclo tan maravillosamente perfecto de la evolución cósmica: vida, muerte. Cuantas muertes en mi vida que tengo que aceptar, me murmura el árbol. No tengas miedo…

Mírame, afirma el árbol. Soy el ejemplo de los tres niveles del cosmos: el subterráneo, por mis raíces que llegan desde la hondura de la tierra; la superficie de la tierra, con mi tronco y mis primeras ramas; la altitud, con mis ramas superiores, y mis cimas llamadas por la luz del cielo.

Soy agua y fuego, soy aire y tierra. Soy todo.

Laika, cuando juntas nos sentamos bajo la sombra de un árbol y escuchamos el canto de los pájaros, o el de las cigarras, es como renacer quietamente de un largo espacio sin forma. Aquí, apoyadas a esta fuerza de madera y de aire, retomamos posesión de algo sin nombre, quizás de un lugar llamado la Gracia del presente...

9 comentarios:

Raquel Graciela Fernández dijo...

Lydia, qué bello texto. Los árboles, esos seres tan perfectos, simbolizan y significan tantas cosas. Y me dan paz. Perder la mirada en las copas frondosas de los árboles me serena mucho. El verde es casi mágico.
Extrañaba leerte.
Un beso grande!

José Cemec dijo...

Hermoso texto, amiga Lydia.

Los árboles son la vida, sin ellos ningún ser podría subsistir, excepto algunos microorganismos. Desgraciadamente, la avaricia humana los está exterminando indiscriminadamente y eso va a generar que la vida en este hermoso planeta se torne insoportable.

Hay que amar a los árboles y a todos los seres vivientes, hay que hablar con ellos, preocuparnos por sus problemas, ponernos en su lugar y sólo así lograremos vivir en armonía. Lo contrario, lo que estamos haciendo ahora, únicamente nos llevará a la destrucción.

Si rompemos la cadena, rompemos el equilibrio y se irá todo al......

Un abrazo.

Lydia dijo...

Raquel, gracias por tu visita y tus palabras. Cuanta razón que tienes, los arboles son magnificos y a veces ni les vemos cuando pasamos a sus lados. Y que deben pensar de nosotros?

Un beso y hasta pronto.

Lydia dijo...

Black Eagle, cuanta verdad en tu comentario. Sin los arboles no podriamos vivir. Son nuestro pulmon. Y mucho más, claro. Como los quiero, y cada día los quiero más y más. No entiendo a las personas que se compran una casa dónde no hay arboles. Pero bueno... hay tantas cosas que no entiendo.

Siempre un placer leerte.

Un abrazo,

Unknown dijo...

Hola,me ha gustado mucho,esta en la linea de mi amor a la naturaleza,incluidos los arboles.Una cosa,cuando al final mencionas las cigalas,seguramente quieres decir cigarras,¡son maravillosas!cuantas veces las he oido a la hora de la siesta,en mi Extremadura,ensordecedoras,magicas,si fijabas tu atencion con profundidad,podrias entrar en trance,yo muchas veces lo he hecho de muchacho,se nublaba la vista,y te mareabas,ahora ya casi no quedan,y a veces me entra una pena muy grande

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Querida Lydia:
Me da mucho placer verte posteando nuevamente en tu blog. Este texto es una muestra clara de tu sensibilidad y de la manera especial en que te relacionar con el mundo. Lo he disfrutado mucho.
Siempre he creído que caminar descanzo nos energiza positivamente, y que los árboles son seres mágicos que nos acompañan, nos enseñan y nos salvan. Besitos:
Tadeo

Lydia dijo...

Jose Manuel, es normal que estes triste. Poco a poco van desapareciendo los bellos insectos, los pajaros, los roedores... Y pronto el bosque se quedará vacío y entonces ya será muy tarde para todo.

Mientras tanto disfrutemos de lo poco que queda, que es mucho.

Un besito,

Lydia dijo...

José Tadeo, gracias por tus bellisimas palabras. El arbol, junto al perro, es el mejor amigo del hombre.

Un abrazo,

"MISS VERY" dijo...

Hola Lydia:
Me gusto mucho este texto...
El arbol alimenta mis pulmones de aire fresco. Y acaricia mi vista de hermosura...
caminar por este lindo blog fue verdadero placer para mi alma...
Gracias por tu vista en mi blog!!!
Y tus palabras sobre mi poema.

Un beso.

http://verydiro.blogspot.com/

verydiro@yahoo.com.ar