Esta foto me tiene obsesionada:
Ya la puse en una de mis entradas. Es una foto, y he buscado por Internet, incluida en un artículo sobre la tortura en Irak, y sobre como los niños también son torturados. Pero más allá de la situación real de esta foto, esta niña se ha transformado en mi interior en un pequeñito símbolo de mi despertar y en un gran símbolo para mi rechazo a la guerra.
Ya se que lo que digo no tiene importancia. No somos nadie, apenas una brisa, o unas hormiguitas sobre un camino incierto y unas hormiguitas sin valor alguno. Las civilizaciones pasan, los imperios suben y bajan y nosotros, humanos, pasamos y desaparecemos en el vacío. Pero aun así, aun conciente de lo minúscula que es mi vida ante todo esto hay algo en esta niña de la foto que me hace sentir amplia como el mar.
Miro esta foto y siento mi corazón abrirse y abrazar a esta niña. Y entonces murmuro:
A alguien me recuerdas… toda bonita y morena, tu pelo suave y espeso, cabellera de leona… a quien me recuerdas pequeñita sino a mi misma porque yo sé que todos llevamos a esta niña dentro, en un lugar bien escondido de nuestra interioridad.
Morena, ¿por que lloras? ¿Que ha pasado? Y esta expresión en tus manos, tan adultas ya tus manos...
Pienso en ti día y noche. Te veo aquí parada en el tiempo, sola dentro de algo que no sé lo que es porque yo nunca he vivido lo que tú has vivido, tú sabes tanto más sobre la vida que yo, aquí, con todos mis años pero más niña que tú, morena iraquí, descendiente de una de las civilaziones más profundas y antiguas de nuestra humanidad.
Yo sé que estas llorando a la vez de pena, de impotencia y de resentimiento. Todo esto en una pequeña niña y en una gran vida como tú. Y cuanta razón tienes de llorar y de mirarnos con esta punta de rabia.
Yo, desde mi pequeñez humana acepto esta mirada devolviéndote la mía. Quiero pedirte perdón por tanto dolor. No creas, también en mí hay esta punta de rabia. Y no me quiere soltar. Y yo no quiero que se vaya.
Así que ya ves, tú y yo mirando el mundo con tu pena y la mía, con tu dolor y el mío.
Pero te voy a decir algo: pienso en ti y son mil puertas que se abren. Y mil rabias. Si solamente pudieses entender que tu soledad es algo que abre puertas, las mías y las de otros, a la otra punta de tu pequeño inmenso mundo.
No desesperes. Todo pasa. Los imperios caen, se sabe. Somos hormigas, tú, yo, los otros. Tus lágrimas y mis besos es lo único real en este mundo.
3 comentarios:
Sublime Lydia, no hay más palabras que decir...
Ante tus pensamientos, solo me queda silencio y reflexión.
Un Abrazo
Gracias Avelay, solo he querido aportar un granito de arena en la reflexión sobre lo tragico que es la guerra.
Un abrazo,
Todas las niñas en especial me recuerdan a una niña, todos los ojos y la pena las veo reflejada en otros que ya pasaron por eso, se que no importa, se qeu muchos ni se fijan en sus pupilas y su llanto, se muchas cosas que se encierran en el dolor durante años, solo deseo que no seamos hormiguitas nunca mas, y que todas las niñas del mundo podamos vivir en paz, sin miedos, sin soledad, sin torturas, sin abusos,
todas las mujeres fuimos niñas hace tiempo, solo el dolor reconoce el dolor y solo la pupila dilatada por el panico y la pena reconoce a otro igual, hay muchas guerras que no estan declaradas en el mundo, y muchas niñas que sufren sin ser ni siquiera hormiguitas,
por un mundo mejor y sin guerras,
un abrazo
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