30/6/09
Vacancy
Este verano he hecho una broma a mi hermana, Laika. A veces soy traviesa, como tú…
Le dije que para su cumpleaños le enviaría una película muy romántica. Mi hermana es así, le gusta este tipo de cine. Yo, como sabes Laika, odio las películas románticas. A mi me gustan las películas de terror.
Así que le envié Vacancy pero le dije que era una historia sentimental y fantasiosa, de esas que se miran con una botella de champán y un novio. Y así le escribí en la postal: no te olvides del novio dónde podrás apoyar tu cabecita sobre sus hombros.
Mi hermana me creyó y preparó una cena, invitó a su novio y empezaron a mirar Vacancy. Una película de terror, quizás la mejor película de terror que he visto estos últimos años. Es decir, de estas que si la miras tienes que advertir a tus vecinos que si oyen gritos no llamen a la policía, que no pasa nada, que solo eres tú gritando porque miras una buena película de terror.
Vacancy es un guiño, también, a la tan conocida Psicosis de Alfred Hitchcock. Pero va más allá, va mas lejos, es más moderna, más cercana a nuestra realidad. De todas maneras he revisitado a Psicosis y es una obra maestra, con los ingredientes perfectos del terror, entre ellos el suspense, un arma que Alfred Hitchcock enseñó como utilizarla. Decía el gran maestro que había una diferencia entre la sorpresa y el suspense. Y ponía el siguiente ejemplo: Una bomba tiene que explotar. Supongamos que el espectador esta viendo una escena donde se ven espectadores en un cine. Si hablamos de sorpresa lo que ocurrirá en la escena es que de repente explota una bomba. Esto es una sorpresa, nadie se lo esperaba, nadie había anunciado la explosión. Pero si hablamos de suspense, el espectador ya sabe de antemano que una bomba explotará en la sala de cine de la escena que está viendo. ¿Cuando explotará? ¿En que momento? Esto es suspense.
El terror, el terror bueno en el cine, es el suspense al límite, sin concesiones. No es sadismo. Hoy en día se hacen muchas películas que son sádicas, ni más ni menos. En las buenas películas de terror no es necesario ver cuerpos descuartizados, sangre, cabezas despedazadas, tripas o tendones cortados con hachas. El suspense es más delicado y a la vez más potente. Es más inteligente porque juega con tus nervios y no es repulsivo.
Vacancy también ocurre en un hotel, como Psicosis, y también tiene su hilito de humor negro. Pero es una película que no te deja suelto, te amarra y te suelta al final. Es muy buena.
Aquí pongo los créditos de la película, o como dicen en inglés, The Opening Sequence. Es excepcionalmente buena esta obertura, aunque solo se vean palabras y se escuche una excelente música. Pero este comienzo ya indica lo que va a venir: El laberinto que se ve al final de los créditos ya es una especie de advertencia. Y también yo advierto que tus nervios acabarán hechos polvo si te atreves a ver la película hasta el final.
14/6/09
El Japón en mi
Algunas veces, Laika, necesito Japón en mí.
Entonces, lo que hago es simple. Primero, busco algún libro de algún autor japonés en mi biblioteca personal. Y también miro alguna película japonesa. Mi ansia de Japón se calma.
Recuerdo en Montreal… un verano muy pegajoso. Vi todas las películas de Akira Kurosawa. Me tranquilizaban, la humanidad en ellas me aquietaban. Antes, iba al barrio Chino y compraba unos pasteles japoneses que eran suaves como una nube. También me preparaba un buen te verde y mentolado. Y así, simplemente, Japón estaba en mí.
No me preguntes, Laika, por que Japón. Nunca he tenido la suerte de visitar este país tan extraño, este otro planeta tan lejano y a la vez que siento tan cerca, como si de una luz se tratase, una luz interior en mí llamada Japón. Al ver el cine japonés siento que algo se abre dentro de mí, como una comprensión sin palabras, sin definiciones ni sin mi intelecto.
El cine japonés me ha enseñado muchas cosas, entre ellas la cultura japonesa, tan contradictoria, tan estructurada. Y también me ha enseñado lo que es el buen cine, la buena fotografía del cine y esto ya en las películas de los años 30. Y siempre me ha fascinado la puesta en escena, que habla de por sí con una simplicidad casi Zen. Y los actores japoneses son unos de los mejores del mundo.
Por todo esto hay momentos que necesito Japón dentro de mí, como una oración que naciese dentro de mí.
Y ahora estoy leyendo a uno de los grandes escritores japoneses, Masuji Ibuse y su novela Black Rain, que habla de Hiroshima. La película, basada en su novela escrita en 1966, es extraordinaria. La novela es una obra de arte que habla de la fuerza del ser humano, de su bondad y perseverancia. También es un viaje en el infierno de Hiroshima. Y creo, Laika, que de vez en cuando necesito Hiroshima dentro de mí, para poder rezar en silencio Hiroshima.
Laika, no se necesita entender el japonés para entender Hiroshima. Hiroshima es un dolor universal.