4/5/10

En la profundidad de nuestros sueños





¿De que están construidos nuestros sueños y nuestras pesadillas en estos tiempos de grandes alborotos indefinidos? ¿Soñamos en dragones y en caballeros valientes? ¿Soñamos en ciudades destruidas por el fuego y el agua? En ciudades habitadas por soldados andando el paso del ganso, en explosiones nucleares, en explosiones solares. O simplemente no soñamos en nada porque nos da miedo este mundo nuestro subterráneo, oscuro y fascinante lleno de verdades escondidas y de verdades para descubrir. Y preferimos las mentiras, que pasan por verdades.



Hablo del sueño y de la pesadilla de la noche, cuando el silencio se abriga bajo las sabanas. Hablo de nuestro espacio onírico, misterioso y bello. A mi me gusta soñar y también, tengo que reconocerlo, me gusta tener pesadillas que me hacen de repente abrir los ojos en un espanto sin nombre. Por algo aparecen, estas pesadillas y por algo, dicen los expertos, hacen que abras los ojos sobre sus mensajes escondidos, en código siempre, y que uno se acuerde de ellas, presencia importante, mensaje importante.



Responder a la pregunta en que soñamos es abrir una luz sobre como estamos viviendo estos tiempos tumultuosos y cambiantes. ¿Es que nos adaptamos al cambio? ¿Es que tenemos miedo de todo lo que esta pasando? Crisis económica que ha entrado en una espiral y que si creíamos que no nos tocaría es falso. Nos va a tocar, como ha tocado de muy intensa fuerza a nuestros hermanos los griegos. Soñamos quizás en escaleras de caracol que no llevan a ninguna parte si no a nuestro propio centro. En bolsas vacías, en caminos errantes, en paisajes sin sol. Todo lo que esta pasando, que sea desde lo económico a lo político o a lo ecológico, nuestra mente y nuestro cerebro lo capta, lo integra, nuestro corazón lo vive, nuestra alma lo mira con ojos inocentes. Por la noche todo vuelve a salir como nuevo, más claro y a la vez más complicado. Pero sí, más verdadero y con más sentido.



Estamos en una espiral, y esto tiene que reflejarse en nuestros sueños. Pueden ser caracolas, como las que de niños tomábamos con veneración para acercarlas a nuestro oído y escuchábamos la voz del mar. Esta voz, si aparece en algún sueño, es una voz reparadora que nos habla de eternidad, que calma y pacifica nuestros miedos ante tanto movimiento mundial que es como un espejo de otro movimiento, el movimiento de todos nosotros seres humanos perdidos y abandonados de todos los dioses. El mar, su voz y su simbología múltiple (un barco, peces, delfines, ballenas, tortugas…) nos dice que todo pasará, y que no importa lo que pase. Cuando nos despertamos y esto aunque no nos acordemos del sueño, sentimos como una gran paz interior y de repente el día es como más azul, más claro y más simple.



Habría que replantearse las pesadillas y verlas desde una mirada positiva, verla por lo que son, un mensaje de los dioses que habitan nuestro lado oscuro, que también está en esta espiral donde toda la humanidad ha entrado irremediablemente, como por la fuerza de las cosas. Estos dioses que habitan nuestro lado oscuro tienen su espacio y su lenguaje y si no los dejamos expresarse entonces pasa lo que pasa: aparecen monstruos pero ya no en el mundo de los sueños pero si en el mundo de la realidad, o lo que comunalmente llamamos el mundo real que de real no tiene nada. Tiene más valor una pesadilla que un anuncio en la tele. Tiene mas valor un momento intenso en una pesadilla que cinco horas de análisis sobre la muerte trágica de un Angel Cristo o un discurso de Obama. Quizás estos monstruos de la realidad, degenerados y desesperados, nos impiden vivir nuestros propios monstruos. Y esto no es bueno, es como aplacar lo nuestro, nuestra soledad ante tanta barbarie, nuestro miedo a la muerte, nuestro miedo a la muerte de la tierra, nuestro miedo a la guerra, a los Obamas infames, a los dictadores que están a punto de reinar. Esta realidad mentirosa y falsa nos impide, quizás, afrontar nuestra realidad habitada por otros tipos de monstruos que solo quieren espacio y lugar de expresión para no salir disparados e incongruentes, para no darnos dolores de cabeza o dolores de espalda, para que luego podamos ser mas fuertes y mas valientes ya que lo único que piden es que los miremos y los reconozcamos como algo íntimo. La oscuridad es nuestra, también.



Reflexionemos sobre estos sueños y estas pesadillas y permitamos aprender de ellos, ya que son como guías, mensajeros, doctores sabios sobre nuestras emociones, nuestra salud y nuestras fuerzas y debilidades. Seamos concientes de nuestros sueños y pesadillas para luego, al despertar, lo seamos en esta realidad tan falsa y tan absurda. No tengamos miedo de perdernos en corredores sin luz, durante la noche, o en casas o ciudades abandonadas y medio destruidas, o en aviones que están a punto de caer, en laberintos perseguidos por un asesino… Si nos damos la vuelta veremos que todo era miedo. Y el laberinto estaba para hacernos ver y reconocer este miedo.



Estamos en un momento clave en la historia de la humanidad, esto lo sabemos y lo estamos viendo. Dejemos a nuestros sueños y a nuestras pesadillas que nos permitan ver un poco mas claro. Que nos permitan ver los hilos ya que cuando soñamos nosotros somos los jefes de orquesta, nosotros somos los dueños y nosotros decidimos de ver o no lo que estamos viendo. El mundo de los sueños y el de las pesadillas es un mundo donde la libertad es la reina, es un mundo creativo, poético, salvaje, anárquico. Permitamos poder crecer y aprender de ellos. Abramos la puerta para que se dejen recordar y nos den llaves para entendernos mejor. Y así, entender lo que esta pasando.

2 comentarios:

José Cemec dijo...

¡Ah, los sueños!

Si no fuera por ellos, no sé lo que sería de nosotros.

Como decía Calderón, los sueños, sueños son. Pero son algo más. Son la esperanza, la vida que deseamos tener y que por una razón o por otra se nos niega, el futuro que queremos para nosotros y para nuestros descendientes.

Si no fuese por los sueños estaríamos todos muertos, algunos en vida y otros, como los del síndrome del insomnio letal, muertos físicamente.

Algo tendrán los sueños cuando no podemos vivir sin ellos, pero ni los científicos ni las religiones son capaces todavía de saber qué funciones tienen y por qué son tan importantes en nuestras vidas.

Un abrazo onírico.

Lydia dijo...

Me pregunto en que sueñan los extraterrestres? Alomejor sueñan en monstruos: los terrestres. Nosotros.

Creo que en todas las religiones, menos la catolica, los sueños tienen una gran importancia. Para los indios de America los sueños hacen parte de la realidad, y se tratan como algo muy serio. Yo siempre he deseado tener una familia donde lo primero que se haria, desayunando, es decir lo que se ha soñado durante la noche. No la tuve. Asi que apunto mis sueños en una libreta. Es la libreta de mis sueños, de esta otra vida mia que me aguarda y me sigue como una sombra. La vida es un sueño, no fué Calderón que tambien dijo esto? Y los sueños la vida. Tiene sentido.

Un abrazo ensoñado.