15/5/10

Carta a mi pequeña amiga iraquí


Mi pequeña amiga, morena del desierto,

Han pasado los días y sin embargo no te he olvidado. Sigues siendo una luz de un gran resplandor que me permite sentirme viva, que me permite saber que tengo un corazón, que me permite rezar, por las noches, para la paz en este mundo y para que las niñas como tú no sufran más .

No creas, no creo en Dios. No soy creyente, no creo en las instituciones religiosas, no creo en el Papa, en los curas, en los monjes, en los grandes libros, en las iglesias. Solo creo en el ser humano, en la tierra, en el cielo, en el universo. Solo creo en esto que se está escapando, que se está muriendo, que pronto estallará en mil fuegos.

Han pasado los días desde que te vi la primera vez, como parada en el tiempo, esperando mi mirada para darte vida, en mí. Yo sé que estas viva, puesto que estas viva en mí. Yo sé que por la noche puedo cerrar los ojos y enviarte todo el amor que hay en mis manos, y sé también que este amor vuela en el aire, atraviesa fronteras, viene con suavidad posarse sobre tu frente.

¿Sabes? Las cosas han ido acelerándose, a un ritmo frenético, sin parar el mundo ahora ha entrado en una oscura nube, tan oscura que yo no veo casi la luz, ni tampoco creo somos capaces de ver la inmensidad de esta nube que nos ciega, nos ahoga poco a poco por falta de aire, de entendimiento, de sabiduría.

Ante este mundo nublado me quedo perpleja y sin palabras. No pensaba que llegaríamos a tanto sufrimiento universal, cósmico.

Puedes entonces saber que hay días que no se que escribir, y no soy sola en este proceso. ¿Qué decir ante todo esto? No hay palabras. Solo queda la presencia de un silencio expectante, a veces muy rígido, otras veces suave como una ala de mariposa. Pero silencio.

Me gustaría tanto llegar hasta ti y abrazarte y decirte que estamos por el buen camino, que todo se arreglará, que todo acabará en una gran risa de desconcierto. Pero no es posible. Mis noticias no son alegres, el mundo no vive la alegría.

Claro está, no estamos, nosotros, recibiendo bombas sobre nuestras vidas. No son bombas las que nos matan y destruyen nuestras viviendas, no vivimos un genocidio como el que esta viviendo tu tierra. Ni la tierra de tu hermana de Afganistán. O la que pronto vivirá la de tu amiga que vive en Irán. Porque quieren atacar a Irán, y posiblemente lo hagan, que lo deseemos o no. Son así, ya te lo dije la primera vez, los imperios imperios son hasta que se derrumban.

La pregunta, siempre, es que hacer para que no haya tanto sufrimiento gratuito en el mundo. Yo no he votado por ello. Nadie. Las acciones no son nuestra culpa. Las guerras y las atrocidades son decididas y planificadas por grandes corporaciones a las que nunca podremos llegar. Nuestras voces no cuentan. Quiero que sepas que no existe la democracia.

Pero también quiero que sepas que yo no soy culpable de que asesinen a tu familia.

Las mentiras, sin embargo, persisten. En lo económico y en lo político fluyen las vergüenzas sin parar, se derraman y nos ensucian al igual que este petróleo que inunda las costas del Golfo, destruyendo todo, matando y eliminando especies y esto sin merced. De la misma manera que esta ecología, rica y bella, desaparecerá por la mano de los grandes intereses, de la misma manera los seres humanos desapareceremos poco a poco. La guerra que se prepara o los pesticidas o las vacunas, poco importa de que manera. Iremos desapareciendo, carne de cañón.

El mundo, amiga, es un gran campo de batalla.

Y quiero que sepas que te quiero, de este amor sin fronteras que habita el ser humano.



3 comentarios:

Chapellina dijo...

Tus palabras acarician. Me quedó aquí. En silencio y para siempre. ¿Puedo?

Lydia dijo...

Claro que si, amiga! Y tambien puedes coger la mano de nuestra amiga iraquí. Y enviarle buenas energías para que pare de llorar.

Un besito,

Umma1 dijo...

No creo que el mundo esté peor ahora que en otros tiempos, simplemente es este el que nos tocó vivir, el que sufrimos, gozamos, o del que podemos dar testimonio.
Asomados a nuestra historia, anonada nuestra ferocidad y estupidez.
Vi anteriormente el video que subiste sobre el oso. Al menos, esos animales matan para comer. Nosotros para acumular riqueza.

Acabo de conocerte y me gustó mucholo que vien tu blog.

Saludos