16/12/07

La gente


Cuando se quiebran las fronteras del yo, se comprende que no hay nadie en casa
Menzan Zuihô








Yo no creo en los políticos, Laika, ya que considero que no estan muy bien de la cabeza. Pero sé que ha habido buenos líderes y si reflexiono un poco, lo que es raro, te podría nombrar a dos o tres. Allende creo que fue uno de ellos y Gandhi también. El Buda es mi preferido y Sankara. Pero han sido tan pocos, y han sido más, pero nunca se habla de ellos. Y es una pena, Laika.



Con los dedos de las manos se cuentan estos hombres íntegros que nos faltan por su valentía, su coraje y sobre todo por su bondad. El resto, como dice muy bien la expresión francesa, ça ne vaut rien. Mais rien de rien...


Entonces hoy, viendo las noticias, he pensado que lo que importa no son los políticos sino más bien la gente. La gente normal y corriente, las pequeñas hormigas que viven sobre la tierra y luchan y sufren y mueren desapercibidas. Es decir, nosotros, la humanidad. Esto realmente cuenta, creo. Cada uno tiene una vida y esto es lo que hay. Nada más ni nada menos.


Laika, si miras bien a la gente entras en mundos realmente fabulosos y sorprendentes. Entras en la verdad, la realidad. La gente, cuando te fijas en ella, cuando la miras y te callas, cuando te acercas a ella con humildad, es una puerta hacia la verdad. Cada persona es portadora de una verdad bien particular, bien individual. Cada persona es un mundo, un firmamento, un paisaje, una música, un poema.


Me gusta mirar a la gente. Mirarla de lejos, de cerca, de lado, boca arriba, boca abajo, en la oscuridad, bajo la límpida luz solar. Pero mirarla. Y cuando hago este pequeño ejercicio de mirar, me pasa algo curioso. Por una parte, me olvido de quien soy, pierdo mi identidad, ya no soy yo pero el Otro, soy energía abierta, que capta; por otra parte sigo siendo yo pero otra, energía que da, que alimenta. Una energía que solo es emoción y vibración. Esta energía que muchos dicen que es como una luz y claridad y entendimiento. La misma energía que la del universo.


Mira… mira a la gente Laika... mira como es bella la gente, como lucha la gente y vive y ama y sufre... la gente. Como nos parecemos todos en esta marcha. Como somos iguales aunque nuestras vidas sean tan distintas. Aunque no tengamos el mismo color de la piel, ni recemos al mismo Dios. Como nos parecemos en nuestras diferencias.


¡Me gusta, me gusta tanto la gente, Laika! Porqué río con ella, y lloro con ella y me enfado y me veo en la gente, espejo y reflexión. Ah, este niño que acaban de matar es mi infancia que yace destrozada en el suelo, es mi pequeño hermano, mi desconocido hermano que acaban de matar. Y esta mujer asesinada es mi rabia que se despierta y grita de la muerte de una compañera. Los abuelos abandonados y dejados de lado son mis padres y mi propia vejez que veo en ellos... Y mira, mira esta pareja que se besa con dulzor, cuantos amores míos en estos labios ajenos, ¡y cuantos amores futuros! Y este trabajador que entra por la puerta, agotado, lleva en él todo el cansancio de su vida, de la mía y de la tierra, de la humanidad entera…


Hoy en las noticias he mirado a gente llorar, siempre hay gente que llora, que chilla, y que
sufre. Es tan triste ver el sufrimiento en los otros y lo único que yo puedo hacer es mirar en silencio pero desde un silencio vivo, un silencio presente, un silencio desde la comprensión.


Así es, Laika.

2 comentarios:

Chapellina dijo...

Tus textos están bañados de razón y realidad. Mirar el alma de cada persona es algo realmente indescriptible. Penetrar su vida es mirar al un mundo con otros ojos. Sea del color que sea su sufrimiento siempre va a ser nuestro sufrimiento porque somos una misma raza.

Y tampoco creo en los políticos.

:)

Una dijo...

Qué cierto es, nos parecemos más que nos diferenciamos en cuanto nos ponemos la mirada de ver personas,no masas.Un gran texto porque tiene grandes verdades.