27/1/12

Estar en paz

Soy como una perra, mirando el horizonte.


Tomé una gran decisión, a principios de este año: estar en paz. Y lo estoy logrando.

Me encuentro con más energía, con más fuerza, con más alegría. Todo me parece un milagro: estar en vida, el cielo, mi perra Laika. Todo es bello. Todo lo que toco, lo que esta cerca de mí y dentro de mí. Mi cuerpo, mi cerebro, mi habitación. Acepto lo que tengo y esto para mí es estar en paz.

No más peleas, con mi esposo por ejemplo. No más rabia. Si aparece la rabia la hago desaparecer con una pequeña sonrisa. Y una gran respiración. No mas disgustos porque me encuentro con gente que no saben dónde esta Irán. No más enfados porque mis vecinos ignoran que los responsables de esta crisis es debida a los bancos. Por la noche duermo en paz, también. Bueno, todo es relativo, claro está.

Esta paz no quiere decir que no mire este mundo tal y como es. Puedo mirarlo, y con más inteligencia. Con más separación. Con más gusto. Como mejor, leo más, fumo, ando una hora al día con Laika en un campo que me abre puertas a la meditación. Caminar es meditar. Caminando y meditando miro a este mundo, lo estudio, lo percibo. Hay tantas cosas que tengo que descubrir, aún. Pero primero estar en paz. Es la base.
Laika.

¿Por que todo esto? No soy la única que siente este deseo como de separarse, aunque sea sutilmente, de todo esto que esta ocurriendo. Quizás para entenderlo mejor desde otra perspectiva más intima. Más suave. No sé. Es lo que hay.


Dos perros mirando mis paseos.

Acabo de terminar un libro muy interesante, otro libro que habla de la guerra. Bueno, es un tema que me interesa, y un tema actual. Aquí va el libro.



He aprendido mucho, durante estos últimos años, sobre los Todo poderosos, esta especie que yo no considero humana. Antes, cuando leía sobre la guerra, creía que habían buenos y malos. Ahora sé que la guerra es un momento de gran psicopatía universal. En ella participan a gusto los psicópatas: los lideres, de todos los bandos, los soldados, de todos los bandos, y los lacayos: de todo tipo, en todas partes. De esto hablaba también Saint-Exupery en uno de sus libros,  este.



Terrible, la guerra. Ver que es siempre como una partida de ajedrez: cae un peón, y en una batalla pueden morir 300 mil personas en unos días. Cae otro peón, y son unas cuantas ciudades que han sido bombardeadas y dejadas como escombros. Un caballo que se mueve, es todo un ejército eliminado. Y mientras ellos juegan, entre copitas de Ron y cigarros, millones de personas son enterradas vivas, es un decir. O quemadas vivas. Todos hemos visto estas imágenes en la tele, pero siempre con la particularidad de que unos estaban para “defender” el planeta de la libertad. Pero el resultado es, ha sido todo lo contrario. Entonces ahora cuando leo sobre la guerra, y este libro que acabo de terminar habla de ello, cuando lo leo desde esta nueva paz que se ha instalado en mí, puedo verlo todo mucho más claro. Y entenderlo con una claridad que sí, duele. Pero que abarco en mis corazones de ser humano. Todos tenemos muchos corazones, esto lo vamos descubriendo con la edad.


Mis tres mosqueteros.

Este libro habla pues de la guerra pero como la vivieron 6 mujeres en Inglaterra. Sin embargo estas mujeres podríamos ser nosotras. O nosotros. Son, yo creo, nuestras abuelas que tenemos pero que no sabíamos que teníamos. Aquí están, bajo las bombas, en el terror, en las alegrías también. ¿Qué es lo que nos están diciendo ahora, en 2012? Algo nos tienen que decir, y desde la paz hay que saber escuchar sus voces. No es fácil. Pero es esclarecedor. Por una parte nos muestran lo absurdo de la guerra, por otra parte nos hacen entender que lo que tenemos, esta vida, esta casita, los libros, mis perros, tantas cositas más, es muy, muy frágil. Frágil, delicado, bello. Lo mío, mi vida, pero también tu vida, tus cositas, y las de ellos, los que estos seres tan poderosos y no humanos quieren atacar.

No olvidemos esta paz interior. Que la paz te acompañe, compañero.

Ojos de Skyppy.

6 comentarios:

Rafa Jinquer dijo...

que descansada vida la de quien huye del mundanal ruido.,..
(el ruido es interior)

Lydia dijo...

Es la unica manera de oir el silencio interior.

Franziska dijo...

Si llenarse de paz para poder estar en paz con todo y con todos los que `pueden influir en tu vida, es un gran reto. Si nada es capaz de sacudir tu bienestar porque ya está de vuelta de todo, es algo tan importante, tan importante que deberías compartirlo.
Creo que a muchos de nosotros nos vendría bien. Mira, yo a veces pierdo los nervios y hasta la esperanza: cada vez que oigo que se han perdido dos mil puestos de trabajo, como hoy...pues se instala en mi un sentimiento de tristeza. ¿Cuándo va a parar esta sangría?

Lydia dijo...

Hola Franziska,
Es triste sí, y esta sangría no va a parar, por ahora.

Todo pasará, las ruinas caerán, el polvo, el olvido. Dentro de cien años todo esto ya no tendrá importancia. Creemos que lo que nos pasa es injusto, y lo es. Pero hay peores injusticias que esta. Ahora mismo estaba pensando en Bosnia y en Libia, escuchando un conciento en la radio, una música triste, y real. Pero ya vés, quien recuerda a Bosnia? Nadie. Porque todo pasa, el polvo lo cubre todo y entonces viene el olvido. MIentras tanto nos toca vivir esto. Ser testigos de esto.

Un abrazo,

Un abrazo,

la granota dijo...

Momentos de paz mezclados con perros. Tengo la suerte de entenderte.

Lola dijo...

Me gusta un montón verte así, Lydia, con esa paz o buscándola y hablando de las guerras de una manera valiente como siempre, pero a la vez calmada.
Cuanta mas paz interna tengamos , más personas somos. Un beso Lola