31/5/10

Sin palabras



El enfado y la rabia no me permiten hacer ningún comentario sobre el ataque salvaje de Israel, en aguas internacionales, contra los barcos pacifistas que se dirigían hacia Gaza. Mi enfado y mi rabia me harian decir cosas no muy bonitas y no muy politicamente correctas. Asi que lo único que puedo poner aquí es el número de teléfono de la embajada de Israel en España y su dirección electrónica para que la gente pueda llamar o escribir su total desacuerdo con estos asesinatos. Yo ya lo he hecho. No podemos quedarnos embobados ante una acción de este tipo. Lo que ha ocurrido es muy grave y también muy, muy peligroso para la paz en la región y en el mundo. Además de ser un acto terrorista dirigido al mundo entero.


embajada@embajada-israel.es


91-7829500



22/5/10

Releer a Sostiene Pereira


Dicen que la extraordinaria tragedia ocurrida en el Golfo de México se podría asemejar a la bomba que tiraron sobre Hiroshima. Y esto ha ocurrido porque estamos ciegos, comatosos y aburridos de la vida. Mucho Copenhague, amigos, pero mientras sigan mandando las oligarquías asquerosamente manipuladas por los amos del mundo, nada que hacer. Copenhague fue una mentira además de un encuentro para poner en marcha el Nuevo Orden Mundial. El resultado lo vemos en este Golfo, totalmente contaminado y que va contaminando sin merced otras costas, que va eliminando, sin merced, especies, que va destruyendo sin merced un bien que pertenece a toda la Humanidad, que es patrimonio de la Humanidad.



Por eso digo que habría que perseguir y condenar, desde todos los gobiernos del mundo, a BP pero también a los que permitieron que esta compañía, escabrosa e irresponsable, trabajase en el Golfo de esta manera tan inmatura y despreciativa. Entre estas personas habría que perseguir al presidente de los Estados Unidos, que tenia y sigue teniendo partes en esta compañía y que no fue rápidamente a salvar o reparar la tragedia, no en todo caso como cuando ocurrió el terremoto, programado, en Haití. Entonces sí que fue velozmente a la isla más pobre del mundo. No para salvar a los pobres haitianos, no. Pero para ocupar un lugar estratégico además de rico en minerales y un país milagroso para las compañías de grandes marcas, y que estas puedan seguir vendiendo a precio de oro objetos inútiles trabajados por una miseria horripilante.


Yo digo que todo esto es no solamente asqueroso pero también digo que todo esto tendría que acabarse.


Pero si seguimos mirando la tele o leyendo la historia oficial y solo esto nunca NADA cambiará. Seguiremos aburridos, ciegos, inútiles. Seguiremos seniles, incapaces, nulos.


Quizás es hora de volver a leer Sostiene Pereira, de Antonio Tabucchi, esta maravillosa historia de un despertar, de un abrir los ojos. Pereira pasa de ser un hombre ciego e inútil, una oveja seguidora de la oficialidad, a ser un hombre integro, despierto, abierto, libre. El encuentro con un joven valiente es el elemento clave para este cambio que no solamente es un cambio de perspectiva pero sobre todo, y este sobre todo es muy importante (la base) de un cambio íntimo.


Es verdad y no lo olvidemos nunca: si queremos cambiar una situación antes tenemos que cambiar nosotros.


Pereira me recuerda que todo cambio es peligroso en el sentido metafórico: de repente vemos tan claro que podemos ser llevados por el miedo. Pero esto es solo una etapa, que hay que pasar para endurecernos, para auto-inmunizarnos, para reforzarnos. Y entonces, los ojos abiertos podremos mirar esta realidad tan falsa en la que habíamos creído tanto. Y podremos mirar esta otra realidad, también falsa, nuestra realidad interior que también ha sido plagada de mentiras.


Y de repente vernos por lo que somos: seres buenos, seres humanos, seres valientes, seres capaces de cambiar, de producir un cambio, de luchar por el bien de los otros, de luchar por el bien de la Humanidad, de la libertad.


Un escena de la película:




15/5/10

Carta a mi pequeña amiga iraquí


Mi pequeña amiga, morena del desierto,

Han pasado los días y sin embargo no te he olvidado. Sigues siendo una luz de un gran resplandor que me permite sentirme viva, que me permite saber que tengo un corazón, que me permite rezar, por las noches, para la paz en este mundo y para que las niñas como tú no sufran más .

No creas, no creo en Dios. No soy creyente, no creo en las instituciones religiosas, no creo en el Papa, en los curas, en los monjes, en los grandes libros, en las iglesias. Solo creo en el ser humano, en la tierra, en el cielo, en el universo. Solo creo en esto que se está escapando, que se está muriendo, que pronto estallará en mil fuegos.

Han pasado los días desde que te vi la primera vez, como parada en el tiempo, esperando mi mirada para darte vida, en mí. Yo sé que estas viva, puesto que estas viva en mí. Yo sé que por la noche puedo cerrar los ojos y enviarte todo el amor que hay en mis manos, y sé también que este amor vuela en el aire, atraviesa fronteras, viene con suavidad posarse sobre tu frente.

¿Sabes? Las cosas han ido acelerándose, a un ritmo frenético, sin parar el mundo ahora ha entrado en una oscura nube, tan oscura que yo no veo casi la luz, ni tampoco creo somos capaces de ver la inmensidad de esta nube que nos ciega, nos ahoga poco a poco por falta de aire, de entendimiento, de sabiduría.

Ante este mundo nublado me quedo perpleja y sin palabras. No pensaba que llegaríamos a tanto sufrimiento universal, cósmico.

Puedes entonces saber que hay días que no se que escribir, y no soy sola en este proceso. ¿Qué decir ante todo esto? No hay palabras. Solo queda la presencia de un silencio expectante, a veces muy rígido, otras veces suave como una ala de mariposa. Pero silencio.

Me gustaría tanto llegar hasta ti y abrazarte y decirte que estamos por el buen camino, que todo se arreglará, que todo acabará en una gran risa de desconcierto. Pero no es posible. Mis noticias no son alegres, el mundo no vive la alegría.

Claro está, no estamos, nosotros, recibiendo bombas sobre nuestras vidas. No son bombas las que nos matan y destruyen nuestras viviendas, no vivimos un genocidio como el que esta viviendo tu tierra. Ni la tierra de tu hermana de Afganistán. O la que pronto vivirá la de tu amiga que vive en Irán. Porque quieren atacar a Irán, y posiblemente lo hagan, que lo deseemos o no. Son así, ya te lo dije la primera vez, los imperios imperios son hasta que se derrumban.

La pregunta, siempre, es que hacer para que no haya tanto sufrimiento gratuito en el mundo. Yo no he votado por ello. Nadie. Las acciones no son nuestra culpa. Las guerras y las atrocidades son decididas y planificadas por grandes corporaciones a las que nunca podremos llegar. Nuestras voces no cuentan. Quiero que sepas que no existe la democracia.

Pero también quiero que sepas que yo no soy culpable de que asesinen a tu familia.

Las mentiras, sin embargo, persisten. En lo económico y en lo político fluyen las vergüenzas sin parar, se derraman y nos ensucian al igual que este petróleo que inunda las costas del Golfo, destruyendo todo, matando y eliminando especies y esto sin merced. De la misma manera que esta ecología, rica y bella, desaparecerá por la mano de los grandes intereses, de la misma manera los seres humanos desapareceremos poco a poco. La guerra que se prepara o los pesticidas o las vacunas, poco importa de que manera. Iremos desapareciendo, carne de cañón.

El mundo, amiga, es un gran campo de batalla.

Y quiero que sepas que te quiero, de este amor sin fronteras que habita el ser humano.



9/5/10

Ser o no ser




No tengo raíces en ningún lugar y esto hace que todos los lugares son raíces mías.


En esta contradicción he vivido desde mis 11 años, cuando emigramos al Canadá. Me ha costado mucho aceptarla, esta contradicción. Y también me ha costado mucho entenderla. Pero en ella reside, creo, mi humanismo.



También entiendo que este vivido no es único mío. Otros sienten lo mismo, otros saben que no son de aquí y de ningún otro lugar pero que gracias a ello son de todas partes.


Y el horror de la globalización, en todos sus sentidos y facetas, acentúa este abrazo hacia la diferencia, madre clave del planeta tierra.


Por ejemplo: lo que viven hoy en día los griegos me toca de muy cerca y esto aunque no haya nada en mí de griego. Y sin embargo todo en mí es de Grecia: la humanidad le debe a Grecia su saber y su historia. No lo entendemos, claro, porque somos unos pasotas y unos egoístas, unos egocéntricos y unos individualistas. En realidad somos el reflejo de estos banqueros que están poniendo la civilización en peligro. Ellos son unos monstruos que siempre han habitado nuestra inconciencia y nuestro inconciente colectivos. Y ahora rugen. Y es normal, son monstruos y son unos monstruos que nunca hemos querido afrontar. Y contra los cuales no nos han dejado luchar.


Recuerdo la primera guerra en contra de Irak, hacia los principios de los años 90. Recuerdo perfectamente el día que los americanos atacaron Bagdad. Yo estaba en un kiosco donde vendían revistas de todo el planeta en todas las lenguas. Un altavoz seguía, desde una radio, los ataques. Me sentí tan extraña y tan extranjera a todo lo que me rodeaba. Se me llenaron los ojos de lágrimas y no solo porque en aquel mismo instante familias iraquíes recibían bombas. No, también lloraba de ver que aquello era visto como un espectáculo, un juego televisivo. Sentí repulsión mientras procuraba esconder mi cara detrás de la bufanda y cuando salí en la calle vacía (la gente miraba el espectáculo en las teles desde sus casas) me juré el repulso incondicional a todo tipo de guerra.


Hoy, cuando hablan de Afganistán, de Irán, de Siria, de Irak contando mentiras y contando vergüenzas me siento de nuevo extranjera a este discurso. No puedo, eso es cierto, entender este odio por mucho que lo racionalice. No puedo aceptar estas políticas. Siempre me digo que no son humanos los que las promueven. Quizás no lo sean y David Icke tenga razón después de todo.


¿Qué es lo que va a pasar a la humanidad? siempre me pregunto. Ya que los que nos dirigen no son humanos, ¿qué va a ser de nosotros, humanos? Estamos en una espiral, cierto, pero, ¿podemos pararla, esta espiral? O simplemente es nuestro destino, como raza humana, aceptar de ser esclavos, nuestro destino aceptar este orden, nuestro destino dejarnos llevar hacia este camino que solo lleva irremediablemente hacia la destrucción. No lo sé.


Pronto uno tras otro nos tendremos que hacer esta pregunta: este tan conocido ser o no ser. Por ahora veo a mucha gente que no es. Y que les importa un bledo no ser. Pero también entro en contacto con muchos que son. Y esto me tranquiliza y me da alas.


Alas para seguir amando la diferencia, seguir aceptando el otro en toda su totalidad, con sus lenguas y sus culturas, con sus luchas. Alas para seguir amando a la humanidad, seguir aunque sea amando a los que no son. Alas para buscar otros caminos, otras vías sobre todo desde la interioridad, base de todo cambio positivo. Cuando un griego de 70 años dice no a los asesinos banqueros que actuan gracias al intermediario del monigote del presidente, esta diciendo no a la infamia y al robo, me esta enseñando, con lagrimas y sangre y fuego y sabiduría que solo hay una vía para salvarnos, y es el de ser.



Excepto el amor intenso, excepto el amor,

no tengo otro trabajo;

Salvo el amor tierno, salvo el amor tierno,

no siembro otra semilla.

(Rumí)


7/5/10

Griegos







¿Y? ¿Cómo nos sentimos al ver estas imágenes?

No olvidemos: los griegos están en la calle no solamente para ellos. Están en la calle, chillando y luchando para todos nosotros, españoles, portugueses, italianos… Para nosotros que pensamos que esto esta ocurriendo en otro planeta.



Tengo tierra tan dulce como el azúcar,

Ay furioso viento, sólo soy una paja ante ti

¿Cómo sabré a dónde me llevarás después?


Rumi.

4/5/10

En la profundidad de nuestros sueños





¿De que están construidos nuestros sueños y nuestras pesadillas en estos tiempos de grandes alborotos indefinidos? ¿Soñamos en dragones y en caballeros valientes? ¿Soñamos en ciudades destruidas por el fuego y el agua? En ciudades habitadas por soldados andando el paso del ganso, en explosiones nucleares, en explosiones solares. O simplemente no soñamos en nada porque nos da miedo este mundo nuestro subterráneo, oscuro y fascinante lleno de verdades escondidas y de verdades para descubrir. Y preferimos las mentiras, que pasan por verdades.



Hablo del sueño y de la pesadilla de la noche, cuando el silencio se abriga bajo las sabanas. Hablo de nuestro espacio onírico, misterioso y bello. A mi me gusta soñar y también, tengo que reconocerlo, me gusta tener pesadillas que me hacen de repente abrir los ojos en un espanto sin nombre. Por algo aparecen, estas pesadillas y por algo, dicen los expertos, hacen que abras los ojos sobre sus mensajes escondidos, en código siempre, y que uno se acuerde de ellas, presencia importante, mensaje importante.



Responder a la pregunta en que soñamos es abrir una luz sobre como estamos viviendo estos tiempos tumultuosos y cambiantes. ¿Es que nos adaptamos al cambio? ¿Es que tenemos miedo de todo lo que esta pasando? Crisis económica que ha entrado en una espiral y que si creíamos que no nos tocaría es falso. Nos va a tocar, como ha tocado de muy intensa fuerza a nuestros hermanos los griegos. Soñamos quizás en escaleras de caracol que no llevan a ninguna parte si no a nuestro propio centro. En bolsas vacías, en caminos errantes, en paisajes sin sol. Todo lo que esta pasando, que sea desde lo económico a lo político o a lo ecológico, nuestra mente y nuestro cerebro lo capta, lo integra, nuestro corazón lo vive, nuestra alma lo mira con ojos inocentes. Por la noche todo vuelve a salir como nuevo, más claro y a la vez más complicado. Pero sí, más verdadero y con más sentido.



Estamos en una espiral, y esto tiene que reflejarse en nuestros sueños. Pueden ser caracolas, como las que de niños tomábamos con veneración para acercarlas a nuestro oído y escuchábamos la voz del mar. Esta voz, si aparece en algún sueño, es una voz reparadora que nos habla de eternidad, que calma y pacifica nuestros miedos ante tanto movimiento mundial que es como un espejo de otro movimiento, el movimiento de todos nosotros seres humanos perdidos y abandonados de todos los dioses. El mar, su voz y su simbología múltiple (un barco, peces, delfines, ballenas, tortugas…) nos dice que todo pasará, y que no importa lo que pase. Cuando nos despertamos y esto aunque no nos acordemos del sueño, sentimos como una gran paz interior y de repente el día es como más azul, más claro y más simple.



Habría que replantearse las pesadillas y verlas desde una mirada positiva, verla por lo que son, un mensaje de los dioses que habitan nuestro lado oscuro, que también está en esta espiral donde toda la humanidad ha entrado irremediablemente, como por la fuerza de las cosas. Estos dioses que habitan nuestro lado oscuro tienen su espacio y su lenguaje y si no los dejamos expresarse entonces pasa lo que pasa: aparecen monstruos pero ya no en el mundo de los sueños pero si en el mundo de la realidad, o lo que comunalmente llamamos el mundo real que de real no tiene nada. Tiene más valor una pesadilla que un anuncio en la tele. Tiene mas valor un momento intenso en una pesadilla que cinco horas de análisis sobre la muerte trágica de un Angel Cristo o un discurso de Obama. Quizás estos monstruos de la realidad, degenerados y desesperados, nos impiden vivir nuestros propios monstruos. Y esto no es bueno, es como aplacar lo nuestro, nuestra soledad ante tanta barbarie, nuestro miedo a la muerte, nuestro miedo a la muerte de la tierra, nuestro miedo a la guerra, a los Obamas infames, a los dictadores que están a punto de reinar. Esta realidad mentirosa y falsa nos impide, quizás, afrontar nuestra realidad habitada por otros tipos de monstruos que solo quieren espacio y lugar de expresión para no salir disparados e incongruentes, para no darnos dolores de cabeza o dolores de espalda, para que luego podamos ser mas fuertes y mas valientes ya que lo único que piden es que los miremos y los reconozcamos como algo íntimo. La oscuridad es nuestra, también.



Reflexionemos sobre estos sueños y estas pesadillas y permitamos aprender de ellos, ya que son como guías, mensajeros, doctores sabios sobre nuestras emociones, nuestra salud y nuestras fuerzas y debilidades. Seamos concientes de nuestros sueños y pesadillas para luego, al despertar, lo seamos en esta realidad tan falsa y tan absurda. No tengamos miedo de perdernos en corredores sin luz, durante la noche, o en casas o ciudades abandonadas y medio destruidas, o en aviones que están a punto de caer, en laberintos perseguidos por un asesino… Si nos damos la vuelta veremos que todo era miedo. Y el laberinto estaba para hacernos ver y reconocer este miedo.



Estamos en un momento clave en la historia de la humanidad, esto lo sabemos y lo estamos viendo. Dejemos a nuestros sueños y a nuestras pesadillas que nos permitan ver un poco mas claro. Que nos permitan ver los hilos ya que cuando soñamos nosotros somos los jefes de orquesta, nosotros somos los dueños y nosotros decidimos de ver o no lo que estamos viendo. El mundo de los sueños y el de las pesadillas es un mundo donde la libertad es la reina, es un mundo creativo, poético, salvaje, anárquico. Permitamos poder crecer y aprender de ellos. Abramos la puerta para que se dejen recordar y nos den llaves para entendernos mejor. Y así, entender lo que esta pasando.