22/8/10

Mi querida Shiva


Durante muchos años esta magnifica perrita de la Pradera ha compartido mi vida. Entre su almita de ángel y mi propia alma hubo una comunicación extraordinaria, especial y mágica.

El alma es eterna pero no el cuerpo que el alma ha decidido habitar. Y es así que ayer por la mañana Shiva murió, debido a complicaciones.

Por ahora solo siento un gran sufrimiento, su ausencia física, y una gran pena que nada ni nadie puede consolar. Shiva, por muy Perrita de la Pradera que fuese, era antes y sobre todo un ser, una amiga, una hija, un familiar muy cercano. Y es por eso que duele tanto que ya no pueda abrazarla más, ni darle estos besos que se transformaban en estrellitas voladoras que nos rodeaban y nos hacían reír, juntas.




Sé sin embargo que el alma no muere, solo muere el cuerpo que el alma ha elegido visitar para compartir un momento en este camino que todos tenemos que atravesar y que se llama la vida. Ella llegó en mi vida, compartió este trozo de camino y ahora se ha ido. Y ahora tengo que seguir yo este camino sin ella, y esto duele.

Pero le estoy agradecida de haber caminado con migo. De haberme dado paz y tranquilidad durante 8 años. De haberme hecho reír, sanándome y abrazando mis penas, mis temores, mis miedos. De haber, mi querida Shiva, iluminado mi vida. Y gracias a ella, mi amadísima perrita, de haberme hecho participe de este milagro terrenal.

Ahora no veo más. Estoy ciega de dolor, y es normal. Pero tenía que escribir estas palabras, compartirlas con otros que también aman a los animales y ven en ellos guías y profesores, maestros de la tierra y del Universo.



19/8/10

La miseria vista desde un tren



No conocemos o muy poco el mundo en el que vivimos. Nuestra visión de la tierra y sus habitantes, de sus culturas y sus vivencias es bastante limitado. Y una de las razones, creo, es porque miramos demasiado la televisión. Y porque somos una sociedad de consumidores y de egocéntricos.

Pero viajar… Viajar es olvidarse de uno mismo o más bien es reencontrarse gracias al Otro, este ser que nuestra mirada mira como por la primera vez y que sabemos es como nosotros, vivo, alegre y triste, con problemas de dinero, problemas familiares, con inquietudes y luchas que tendrá que tomar en mano; viajar es ver el mundo desde una perspectiva subjetiva, amorosa, fraterna, pero mirarlo y procurar entenderlo. No todos los viajes tienen esta mirada vitriólica y audaz, uno puede viajar y no ver nada.


Este libro de viajes de Paul Theroux deja un pequeño gusto amargo en la boca, sin embargo es un magnifico relato de un largo recorrido en trenes y Paul es un excelente escritor además de ser un excelente viajero: estamos con él durante todo el viaje, detrás de su gran curiosidad e inteligencia de análisis y su inmensa compasión. 


Pero deja un gusto amargo, sí, y es que ver la miseria no es agradable. Molesta, inquieta, enfada tanta miseria. Uno se pregunta, ¿Cómo es posible? Hay países que idealizamos, como la India, y sin embargo no somos concientes, cuando la idealizamos, de lo caótico de este país que es colosal como un continente con sus millares de habitantes y sus diferencias religiosas y de casta y su tenebrosa miseria, una miseria apocalíptica pero que se aguanta y que sigue y que seguirá.



Avanzamos en tren con Paul Theroux en lugares extraños y bellos y tristes y siempre sus ojos nos hacen ver lo que no queremos mirar de frente: el caos, en primer lugar. Y entramos en él, en este caos que es como el infierno, oliendo, respirando, andando, mirando y con miedo y con sorpresa y con tristeza y muchas veces también con humor. Siempre cogidos de la mano de Paul Theroux, viajero valiente, aventurero, directo, franco. Niños hambrientos, ciudades inmundas, prostitutas de 12 años… ciudades monstruosas, estaciones de trén que son como un mapa del lugar,  pueblos habitados por esqueletos, por la ignorancia, por la avaricia, por la guerra. El más triste lugar en este largo recorrido en Asia es este Vietnam que ya hemos olvidado, un país de una gran y extraordinaria belleza pero habitado por amputados, y sin embargo cuanta fuerza, dice Theroux, en estos vietnamitas que siguen viviendo aunque la guerra y los bombardeos y la destrucción ( Paul estuvo en el Vietnam cuando estaba en guerra, aún). Y hablando de esta guerra, Paul Theroux dice lo siguiente: el Imperio invade pero no hace nada más que destruir, no arregla nada, no mejora nada, no reconstruye. Y cuando lo ha destruido todo, puentes, casas, pueblos enteros, viviendas, vías, vidas… se va. Esto es lo que siempre han hecho los americanos, y lo que siguen haciendo (ahora en Irak, se están largando) y lo que harán hasta que el Imperio caiga y no pueda dar mas patadas. Esta última reflexión es mía.

 

Es un viaje triste este largo trayecto en varios trenes y cada tren es como un lugar en sí, con sus viajeros y sus maneras de viajar, atravesando continentes, ciudades, pueblos, campos, paisajes y túneles, puentes… Muchos sueños se desintegran durante este viaje casi surrealista y es bien que sea así. Es bien mirar lo que está pasando en este planeta de tantos contrastes, de tantísimas injusticias, de tanto dolor y miseria.

18/8/10

Los niños de Irak


Obama y todos sus compañeros de ruta son unos asesinos. No tienen alma, son unos seres inmorales, unos asquerosos asesinos. Simbolizan la maldad, la estagnación que impide a la humanidad evolucionar y que, desgraciadamente, provoca un sufrimiento terrible, hace que este planeta sea para muchos un infierno.

Esta mañana he visto este pequeño video que muestra unas fotos de unos niños monstruosos debido a las bombas que el Imperio ha tirado sobre la populación de Irak. No quería ponerlo aquí, las imágenes, pocas, son muy duras y escalofriantes. Pero he cambiado de idea.

Solo espero que la gente vaya despertando al dolor y al infierno que producen las guerras. La próxima, y está por llegar, será peor que todas las otras.

Irak no se merece esto. Los niños de Irak no se merecen esto. Ni los de Irak ni nadie en el Medio Oriente. Ni los niños de Irán.





11/8/10

Cuentos de guerra: Wave Me Goodbye




Estos cuentos de guerra, escritos exclusivamente por mujeres, son extraordinarios. Muestran un momento de la humanidad de inmensas proporciones, de grandes cambios, de innumerables aventuras y liberaciones y  sobre todo de grandes sufrimientos.

La guerra vista por los ojos de estas mujeres británicas enfoca en las pequeñas cosas, las cosas de la vida,  momentos en la vida de personajes que pasan delante nuestro, nos contactan,  entran en nuestra mirada de lector, entran en nuestro prisma interno y se quedan dentro de nosotros, pequeñas estrellas de gran luminosidad y de mucha fuerza. Historias, momentos. El cuento es un vehiculo perfecto para encapsular estas visiones o revelaciones que pasan volando, estos meteoritos del imaginario cósmico de estas escritoras, cometas que nos dejan ver campos destruidos o ciudades bombardeadas, ruinas mentales, locuras, encuentros, desesperaciones incalificables; cuentos  que hacen parte de un planeta compacto y encerrado en una caja de proporciones titánicas. Y participar en este planeta que se abre ante nuestras miradas nos permite  ver con más claridad y con mucha compasión  la faz de la guerra, su cara oscura e intima, casi olvidada en los grandes libros de Historia y que yo considero más importante; facciones de su faz límpida, triste, brillante.

Son cuentos creados por grandes mujeres y me las imagino escribiendo sobre una hoja de papel, en un gran silencio revelador,  y este silencio es el regalo que se nos es dado con gracia y milagro a través del tiempo para que entremos de pleno en los múltiples sentidos de la guerra.

Al terminar el libro uno se queda como  envuelto en una nostalgia extraña, como si realmente hubiésemos participado en esta terrible Segunda Guerra Mundial, como si realmente estos cuentos hiciesen parte, ahora y hasta siempre, de nuestro bagaje, de nuestra propia experiencia de ser vivo, de habitante de este planeta que tiene mucho que enseñarnos. Estos cuentos nos hacen más concientes y nos hacen mas presentes.  Si, debe ser esto, estos cuentos nos despiertan la conciencia sobre lo que pasó, pero lo que pasó dentro de este mundo espacioso y creador de cada una de estas escritoras, estrellas humanas que nos han dejado un legado eterno; y esta nostalgia quizás también sea un gran agradecimiento de todo, de esta lectura, de nuestra vida, de este cielo sin aviones militares, de todo lo que hemos vivido y de todo lo que nos toca por vivir.

7/8/10

Una metáfora: Testament (Testamento Final)



Esta película es una profunda y seria reflexión sobre la guerra nuclear. La gente ha olvidado este film que yo califico de excelente. Pensamos que aunque haya mucho armamento nuclear- nunca va a ocurrir nada. Pues tengo una sorpresa para vosotros: un día algún loco, (y locos hay de más en más en los puestos de comando) es de prever, tomará una decisión y entonces tendremos que vivir con los acontecimientos que vengan. Esto por un lado. Por otro lado, no podemos aceptar que otros reciban bombas atómicas sobre sus ciudades. Es inconcebible. Es un crimen contra la humanidad, todas las guerras son un crimen contra la humanidad. Más si se utilizan bombas atómicas. Pero si reflexionamos adultamente sobre el arsenal nuclear que hay en todo el planeta y cuando sabemos los centenares de ensayos nucleares que los países han realizado desde la Segunda Guerra Mundial, es previsible que algún día ocurra algo. Y entonces será demasiado tarde.

Es pues: una guerra nuclear podría ser el final de la civilización. Y esta película es una metáfora del final de una civilización cuando somos testigos del sufrimiento que padecen los habitantes de un pueblo.

Esta película sencilla, profunda y dolorosamente realista es también muy triste. Es aconsejable que si uno esta deprimido o si uno es muy sensible o obsesionado por el tema… que no la mire. Ya habrá tiempo para ello (eso espero).
































6/8/10

Esta inminente guerra



Esta inminente guerra, que se produzca este mes o el próximo o el año que viene, esta guerra planificada y empezada en Irak después de los atentados cinematográficos del 11 de septiembre ha tenido que producir un cambio en nosotros, es inevitable, creo. Esta guerra contra un pueblo que no es guerrero ni un país que nunca ha atacado a otro país, esta guerra programada por los Estados Unidos, tiene que despertar algo, aunque sea un trozo de conciencia. Y esta conciencia de repente a flor de piel tiene que hacernos darnos cuenta que la mayoría de la gente pasa completamente de esta inminente guerra, que no saben ni donde está Irán, que de todas maneras les importa un pepino que se bombardee ferozmente a Irán o a otro país, que no se preocupan de que el Imperio lo que quiere es gobernarnos a todos a cuesta de sufrimiento y miseria. No están concientes y nuestro despertar es doloroso en parte porque somos testigos de esta inconciencia.


Algo ha cambiado en mí, estoy segura. Este despertar ha producido una cantidad de emociones en mí, entre ellas la compasión y el amor. Un amor terrible hacia la humanidad, un amor incondicional hacia la tierra, un amor doloroso aún así hacia estas personas que no ven nada, que siguen con la rutina como si nada pasase, que cuando les caiga el fuego encima (las consecuencias de una guerra en Irán serán terribles, entre ellas la subida del precio del petróleo a tal punto que no podrán gozar de sus amados coches) seguirán inconcientes, seguirán creyendo lo que les dicen los diarios o la tele. Porque aunque el mundo esté en el borde de un gran abismo irreparable ellos continúan, imperturbables y absolutamente embobados, mirando las porquerías en la televisión, y siguen viendo los programas que deseducan, y siguen escuchando la boca abierta como tontos todas las imbecilidades que les dicen. Es así y no hay nada que hacer.


Pero a mí personalmente esta guerra que aflora en el horizonte me ha hecho tomar conciencia de la fragilidad del ser humano, del deseo inconciente de la humanidad por la guerra, de la fascinación que tiene la guerra dentro de nosotros, en el mero rincón de nuestro inconciente, el mío incluido. Y me pregunto por que. Y busco una respuesta pero aparecen muchas preguntas. Y no se por donde empezar. Y ando por la calle y miro a la gente con una ternura nueva, y me siento como una abuela, con una sabiduría que yo misma ignoraba en mí, pero una sabiduría que se rompe en mil pedazos ya que se queda en mí. Y si mi abuela, ella que vivió la guerra, estuviese aquí quizás me miraría con ternura, como yo miro a mis vecinos que no saben que el mundo está a punto de caer en un abismo irreparable.


Ya lo he dicho, no es una obsesión pero quizás sea una obsesión, ya ni se. Me digo que mi bisabuela vivió la guerra, y mis abuelas, y mi madre y mi padre y ahora, por la fuerza de las cosas, quizás yo la viviré. Pero esta guerra no será como las otras, en esta guerra, si tiene lugar, todo acabará, nuestra cotidianidad ya no será la misma, todo se derrumbará, caerán las culturas y los mitos, se derrumbarán nuestras vidas en mil pedazos bajo un cielo ocre de sangre y de muerte. Muchos analistas serios predicen, con razón, el final puro y simple, de nuestra civilización.


Ya no tengo ninguna abuela para consolarme y calmar esta inquietud que brilla y oscurece a la vez mis días y mis noches. Muchas veces cierro los ojos y me imagino a mi abuela mirarme con cariño. Mi abuela tenia una manos bellas, como manos de pianista ella que solo trabajó como limpiadora. Y sus manos cuantas veces se pasearon sobre mi frente. Y ahora ella no está para calmar mi frente donde hay luces extrañas que me producen migrañas de tanto mirarlas. Quizás soy la única en ver estas luces, me digo. O quizás no.


Me digo, constantemente como una letanía, mira este cielo, mira estos perros y gatos que tanto quieres, mira lo que te rodea, la luz del sol, el verde tierno del campo, la suavidad de las noches estrelladas, el hombre que comparte tu vida míralo con esto que se ha despertado con tanta fuerza en tí porque pronto todo esto basculará en un lugar que todos desconocemos pero que será oscuro y triste y pálido como una tumba. Este verano quizás sea el último verano sensato en tu vida.

5/8/10

Hiroshima: Hiroshima Mon Amour








Ah, sí, Hiroshima… Si el amor lo pudiese con todo. Si la inteligencia lo pudiese con todo. Si el saber lo pudiese con todo. Pero nunca hemos estado en Hiroshima. Podemos visitar museos, pasearnos por las calles de Hiroshima, ver las victimas de Hiroshima, pero nunca estuvimos en Hiroshima. Hiroshima, como los campos Nazis, son la vergüenza del Universo, Hiroshima, Irak, Afganistán, pronto Irán, son una vergüenza para la humanidad, las hambrunas, las guerras, estas bombas que ahora son mil veces o un millón de veces más potentes que las que ellos tiraron en Hiroshima y en Nagasaki. Entonces, creo, hay que recordar Hiroshima. Es nuestro deber recordar Hiroshima. Hablar de Hiroshima, soñar en Hiroshima, llorar por Hiroshima.

La primera parte de esta obra de arte. El resto está en Youtube.

4/8/10

Oliver Mtukudzi


Siempre me ha gustado mucho la música africana y me gustaría compartir con vosotros estas canciones que son como una plegaria. La música africana nos toca en lo más profundo de nuestra alma, de nuestra piel, de nuestro corazón. Me gustaría que sintieseis estas canciones desde lo más íntimo que brilla dentro de vosotros. Y es tan importante, sobre todo en estos días de gran movimiento espiritual, solar, terrenal… En estos tiempos frágiles como alas de mariposa. Pero los africanos tienen algo que enseñarnos, y es que pase lo que pase queda el ritmo, la música, la risa, la sonrisa, la fuerza y la esperanza. Esto aprendí cuando viví con ellos, cuando me dí a ellos, cuando fui capaz de recibirlos en mí. Y esto, lo que queda, pase lo que pase, es lo que nos da energía, valor y calor. Estos tiempos frágiles como alitas de mariposa. Pero somos fuertes, como ellas, como todo ser vivo que habita esta bellísima tierra. Y aquí está Oliver, para nosotros. Escuchemos su voz…










3/8/10

Hambruna en Niger






Hombres de hierro, ¿Cómo podéis planificar guerras, en este caso guerras nucleares, mientras estos niños, que tienen el sol en los ojos, que son estrellas, están muriendo de hambre? ¿Cómo podéis, hombres de la guerra, guerreros brutos, miraros en el espejo y continuar a vivir como si de nada se tratase? Hombres de hierro, de paja, hombres de metal, sin alma, sin corazón, planificáis vuestras batallas y mientras tanto estos niños, astros perdidos, se mueren de hambre y de sed. ¿Cómo sois capaces de seguir vuestra rutina sin que os caiga la cara de vergüenza? Soldados malos que sois, que lucháis para aniquilar el mundo en vez de salvarlo. Malas personas que sois, que matáis al inocente y no hacéis nada para salvar a estos niños que son seda pura, que tienen un corazón como vuestros hijos, y unos pies que solo merecen besos y no la miseria que les ofrecéis, hombres de hierro, gobernantes de paja, especuladores y planificadores y explotadores y criados del caos.


Dinero tenéis, para vuestras armas, invenciones del mal. Y no para estos niños, pajaritos perdidos en este mundo tan duro y tan injusto. Pero injusto y duro por vuestra culpa.







The Day After (El dia despues)



Una guerra nuclear no es una guerra convencional. Una guerra nuclear es el final de la civilización si esta guerra es una guerra mundial. Si queremos volver a la época feudal, si queremos perderlo todo, hagamos, permitamos una guerra nuclear.


Esta película, que fue realizada para la televisión, no es fácil de mirar. Esto podría ocurrir, existe la posibilidad que ocurra. Ya lo he dicho: no estoy obsesionada, estoy simplemente bastante preocupada.

... Mirar el cielo, las flores, los seres queridos. Acariciaros, besaros, amaros. Todo es tan frágil. Estamos viviendo tiempos muy frágiles, como las alas de las mariposas son estos tiempos. Meditemos para que la locura última no ocurra. El sentido común tiene que abarcarlo todo, tiene que infiltrarse en la mente de los presidentes, de los gobernantes, de los que tienen el poder de aniquilarnos. Que no pierdan el sentido común porque de lo contrario volveremos en el tiempo de las cavernas. Y esto no puede ser.




Parte1.



Parte 2.




Parte 3.




Parte 4.




parte 5.



Parte 6.





Parte 7.





Parte 8.




Parte 9.



Parte 10.





Parte 11.



Parte 12.




Parte 13.